No hay nada mas triste que sentirse solo, en medio de mucha gente, esa soledad que viven unos padres que no saben nada de sus hijos, que se juntan en una mesa (y a veces ni eso) y no tienen nada de que hablar. La otra soledad, aquella que siente la viuda ante la pérdida irreparable de su ser amado, se ve compensada por los buenos recuerdos y por la idea reconfortante de que pronto se reunirá con él y ante la resignación de que ha dado el paso que todos debemos dar algún dia y ante el cual nadie puede hacer nada para evitarlo. No sirve de consuelo a quien está solo decirle aquello de "mas vale sólo que mal acompañado" ya que personalmente cuando he sentido este tipo de soledad "he echado de menos hasta a mis enemigos (que no los tengo por mi, buscados)" ; todo lo contrario de aquella soledad que es "buscada", aquella soledad que de vez en cuando nos apetece, de la que disfrutamos para hacer aquello que vamos dejando, y que sólo lo podemos hacer solos, aquella soledad que es nuestra compania, porque nos permite terminar de leer ese libro, ordenar nuestras ideas, visitar aquellos amigos olvidados. De todos estos tipos de soledad he vivido, y ahora ya no me quedaría con ninguna de ellas, porque no hay nada mejor que tener alguien con quien compartir hasta la soledad. Espero que nunca te sientas solo, aunque algún dia lo estés, porque estés donde estés yo estaré contigo si tu cuentas conmigo.
Un viejo monje shaolín me dijo un dia: "La soledad es maravillosa cuando es buscada, pero es insufrible cuando es impuesta"
un poco de humor
martes, 15 de diciembre de 2009
Estar solo, sentirse solo.
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